La protesta social y sus consecuencias

Por: Víctor Hugo Ortiz Montalvo*

La inseguridad, violencia, falta de empleo, las desigualdades sociales, las promesas de campaña y gobierno no cumplidas, son las principales causas de las protestas sociales. Cuando el individuo o sociedad viven o experimentan este tipo de situaciones, se genera en ellos múltiples sentimientos y emociones que llevan a generar odio, incertidumbre, furia, reclamo y decepción, dando origen a las múltiples manifestaciones que se han presentado en varios estados de México en los últimos meses.

En la actualidad la sociedad y el individuo han manifestado su enojo y sentir a través de la libertad de expresión, algunos han utilizado las redes sociales para expresar su punto de vista de manera más pacífica, otros recuren a las movilizaciones sociales para expresar de manera presencial su inconformidad y desencanto. Pero todos coinciden en algo, difundir a través de un mensaje o acción el hartazgo social que se vive en la actualidad, causado por los problemas y las desigualdades sociales.

Manifestaciones como las del 8 de marzo pasado para conmemorar el día de la mujer (lopez doriga.com, 2020), o la realizada en CDMX el día 8 de junio de 2020 para manifestarse en contra de los abusos policiacos (https: (animal politico , 2020), son ejemplos claros de que la sociedad esta agraviada, por los problemas sociales y políticos que aquejan a gran parte del territorio mexicano.

Los gobiernos estatales, municipales, el poder ejecutivo, el poder judicial, pero sobre todo el gobierno federal deben entender y atender las causas que originan la protesta social, porque de no ser así las consecuencias serán graves y afectaran a varios sectores de la sociedad.

De no atenderse las causas de la protesta social, aumentara la ira y la desconfianza, generando un ambiente social demasiado tenso, que puede dar lugar a graves crisis sociales caracterizadas por pérdidas económicas, daños a la salud, o en el peor de los casos muertes porque las últimas manifestaciones no han sido para nada pacíficas.

Las y los gobernantes deben entender que en la actualidad la sociedad desconfía de todas y todos, tanto las instituciones privadas como las públicas no tienen credibilidad, la sociedad no confía ni en la policía, ni en los partidos políticos, ni en las autoridades gubernamentales, y esta desconfianza se agudiza cuando surgen factores que incrementan el descontento social.

El tejido social esta irritado, dolido, tenso y para que este se tranquilice como mínimo, se debe de empezar por recuperar la confianza de las instituciones, para que a través de ellas se logre trabajar de manera eficiente, eficaz, transparente y honesta, principios y valores que se han venido perdiendo por quienes ejercen o desempeñan algún cargo público o de elección popular. Recuperar la confianza, no es una tarea fácil, trabajar en el fortalecimiento y mejoramiento de las instituciones tampoco, las autoridades gubernamentales deben de encontrar en el trabajo resultados positivos que permitan disminuir la grave crisis social que se vive actualmente.

La generación de empleos, garantizar la seguridad, las políticas públicas de impacto positivo, la forma de gobernar con buenos resultados y el acceso universal a los servicios de educación y salud, son elementos que servirán para combatir los orígenes de la protesta social, si lo gobernantes y las instituciones trabajan en eso estoy seguro que se lograra disminuir la gran tensión social que se vive hoy en día, pero de no ser así existirá una gran efervescencia social que no servirá de nada en una sociedad fuertemente golpeada.

* Premio Padre de la patria 2018-2019 por la UMSNH, Secretario general del Instituto de formación y capacitación política “Jesús Reyes Heroles”.

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