Ola de Calor y sus Consecuencias.

Autor: Víctor Hugo Ortiz Montalvo.
La tercera ola de calor inició en México a principios de junio y las elevadas temperaturas se han mantenido vigentes al día de hoy. Desde hace dos semanas, gran parte del territorio mexicano ha registrado temperaturas extremadamente altas, que oscilan entre: los 40, 45 e incluso temperaturas superiores a los 45 grados. Las elevadas temperaturas ocasionan una serie de daños a la salud física, biológica y psicosocial. Los principales daños a la salud, consecuencia de la ola de calor, se mencionan a continuación:
1.- Golpes de calor. La exposición prolongada a altas temperaturas por parte de las personas, ocasiona como consecuencia golpes de calor. Un golpe de calor es un trastorno, que afecta los mecanismos de regulación de la temperatura corporal. En condiciones normales, el sudor es un mecanismo de conservación y regulación de la temperatura, dado que, en la sudoración de la piel, genera una sensación de enfriamiento y provoca frío. Ante un golpe de calor los mecanismos de regulación de la temperatura corporal dejan de funcionar y se ocasiona el siguiente cuadro clínico: sudoración inicial excesiva que posteriormente desaparece, se presenta piel caliente, piel seca, dolor de cabeza, confusión, mareo, desorientación, aceleración del ritmo cardíaco y vómitos frecuentes. Ante la presencia de los signos de alarma anteriormente mencionados, lo recomendable es acudir a una institución de salud para recibir atención oportuna y salvar vidas.
2.- Deshidratación. Una deshidratación se caracteriza por la pérdida excesiva de líquido del cuerpo. Se presenta cuando la persona pierde más líquidos de los que ingiere y se llega a un desequilibrio de líquidos. Los menores de 5 años de edad son un grupo de riesgo en la deshidratación grave. De acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud, los signos y síntomas de deshidratación grave en menores de cinco años, son los siguientes: boca seca, llanto sin lágrimas, irritabilidad, respiración agitada, debilidad, ojos y mejillas hundidas.
3.- Enfermedades transmitidas por alimentos. En temporadas de calor los alimentos provenientes del mar (pescados, mariscos), lácteos y las carnes frías son los que tienen mayor riesgo de descomposición. Las altas temperaturas favorecen la presencia de enfermedades transmitidas por alimentos, principalmente las gastrointestinales, causadas por la contaminación de alimentos con microorganismos patógenos.
4.- Enfermedades gastrointestinales. Ciertas bacterias, virus y parásitos que son responsables de causar enfermedades gastrointestinales, tienden a incrementarse ante las altas temperaturas. Lo anterior se debe a que los alimentos en general, pero principalmente los pescados, mariscos y carnes frías, tienden a descomponerse más rápido por la exposición a altas temperaturas o una refrigeración inadecuada. O se contaminan por falta del lavado de manos o una higiene deficiente en la preparación y conservación de alimentos.
5.- Quemaduras solares. La exposición prolongada a altas temperaturas, ocasiona quemaduras solares que se manifiestan a través de dermatitis (inflamación de la piel), piel caliente, piel irritada y dolor en el sitio de la quemadura solar.
Las elevadas temperaturas de calor ocasionan daños a la salud psicosocial que se manifiestan mediante estrés, ansiedad, insomnio, problemas conductuales de irritabilidad y agresividad. Además, la ola de calor ocasiona los siguientes problemas socioeconómicos: disminución de la productividad laboral, ausentismo escolar, pérdidas económicas en el sector agrícola y ganadero por condiciones de sequía.
Para prevenir los daños a la salud anteriormente mencionados, se recomienda adoptar las siguientes recomendaciones de salud pública: beber de 2 a 3 litros de agua diarios (de 8 a 10 vasos de agua) aunque no se sienta sed, usar ropa ligera, en la medida de lo posible utilizar protector solar, evitar exponerse al calor en horario de 11 de la mañana a 5 de la tarde, permanecer en casa en la medida de lo posible, disponer de una ventilación adecuada en espacios públicos (instituciones educativas, lugares de trabajo), comer frutas y verduras, evitar el consumo de bebidas alcohólicas, refrescos, higiene de manos e identificar signos de alarma para una atención oportuna.

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